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ESCRITORES CHIQUIMULTECOS |
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Carlos Interiano |
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CARLOS INTERIANO
FORMACIÓN ACADÉMICA: Doctor en Investigación Social, Universidad Panamericana, Guatemala, 2004. Maestría en Comunicación y Periodismo, Universidad Internacional de la Florida, Miami, Estados Unidos. 1993. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Universidad de San Carlos de Guatemala, 1981. Periodista Profesional, Universidad de San Carlos de Guatemala, 1981.
EXPERIENCIA PROFESIONAL: Catedrático en las universidades: San Carlos de Guatemala, 1981-2009; Galileo, 2001-2005; Francisco Marroquín, 2000; Landívar, 2006; Panamericana, 1999-2012. Director de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, Universidad de San Carlos de Guatemala, 1984-1990 y 1995-2000. Director del Doctorado en Investigación Social, Universidad Panamericana, 2000-2016. Diseñador de diferentes carreras a nivel de educación media y universitaria. Consultor en comunicación política y estratégica. Investigador Social.
PUBLICACIONES de Carlos Interiano: Poesía: 1- Raíces del viento –varios autores- (1997); 2- Yo, la poesía (1999); 3- Del diluvio y la calma (2000); 4- Las cosas simples. 5- Los latidos del silencio. 6- Oliverio castañeda de León (Antología de poemas revolucionarios). 7- Para hilvanar el tiempo. 8- Quatrobersos -varios autores-. 9- Cadena de sueños. 10- Colectivo -varios autores. Prosa: Elementos de Persuasión. La Comunicación: un multienfoque. La Opinión Pública. Manual del Discurso Político. ABC del Periodismo. Semiología y Comunicación. Producción de Programas Audiovisuales. Guatemala, Cuento de Hadas. Comunicación en la Docencia. Partidos políticos y comunicación. Otros 6 títulos más y diversos artículos periodísticos.
ORACIÓN ÍNTIMA
Mi alma,
catedral abandonada
sin plegarias ni oraciones.
Deshabitado santuario donde alguna vez
halló consuelo una lágrima furtiva
una pena redimida
un sollozo lisonjero
un pesar grande y silente.
Mi alma,
sereno altar
donde se hincaba la esperanza
y un hálito de luz
perforaba el viento…
Mi alma,
Ensombrecido páramo
donde un día brilló el sol
lugar de trinos y aleteos
borrados por el tiempo.
Fertilidad fugada
en los confines del mundo.
Mi alma,
Un estero de poesía acumulada.
Sin luz, sin comunión, sin camposanto.
Brida reposada, sin prisa, sosegada
paz en la última parada.
RENDICIÓN DE CUENTAS
Me quedaré
Contemplando mi gato
Al filo de la tarde
Sin afanes
Sin prisas
Sin penas
Ni avatares
Sin oraciones
Ni plegarias
Sin deseos incumplidos
Allí estarán
Junto a mí
Las alforjas vacías
Quieto el engranaje
De mi agitada vida
Pausada la memoria
Y mi vista cansada
Se llenará de cielo
Como un crepúsculo
Que desmaya en lontananza
Un bostezo de sol
Que fue mi vida
Se llenará de paz
Cuando se fuguen los últimos destellos
De una lisonjera rebeldía
Y este cuerpo
Cansado de amar y ser amado
Será al final del día
Una apacible catedral
Poblada de silencios
LAS HOJAS VIEJAS DEL OTOÑO
Otoño es
tan solo una
palabra
para decir que
ya no amas
tu existencia
Has renunciado
a la lucha tenaz
por conservar
la vida
y disfrazas
en
el
rincón
de
un
pobre
verso
el miedo
a lo
amargo del
olvido
Has puesto la
palabra otoño
donde debiera
estar
la primavera
VUELO
De vez en cuando
al caer la tarde
querrán mis manos
esconder algunos años
y llegar hasta ti
/exhuberante primavera/
a palpar la tersa piel
donde revienta la vida
ATARDECER
Acrisolado el día se despide
como un varón que en las puertas de su amada
inclina el corazón, susurra un beso
y parte hacia lo ignoto de la nada.
Y tristes las violetas y mustios los geranios
y ¡ay de mi!, triste mi vida
se nutre de tristezas el mortecino ángelus
y el amor por ella que en mi alma anida.
Escucho melancólico el latir del campanario.
Y vibran al unísono los harapos de mi alma.
Sucumbe en las sombras con ojos de quimera
la última luz del día como lápida de calma.
ESTAMPA
En una playa lejana
tus ojos reflejaban la orgía de luceros en el cielo
la brisa del mar saturaba tus poros
de nardos y algas marinas
en un coctel de nutricia y delicada sensualidad.
Yo contemplaba tu rostro aquella noche de octubre
y enervaba mi piel el aletear de las olas
golpeando los acantilados del alma.
A lo lejos
un violín regurgitaba las notas de una vieja melodía
pasión y vida
silencio esmerilado en las finas arenas
de aquella playa remota.
Tú me mirabas
con ojos de alondra herida.
Yo te miraba
con el puñal de la vida.
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